jueves, 9 de octubre de 2014

 La vida es el camino más largo del mundo, el más difícil de hacer sin tropiezos, sin darnos tantos golpes contra todo que en algunos momentos sea imposible incluso saber hacia dónde estábamos caminando. E igual sí. Quizás en ocasiones lo único que nos lleve a seguir con nuestro trayecto, más o menos incierto, sea la duda de no saber que habrá más adelante, el deseo por encontrar en lo que resta del mismo algo nuevo que lo cambie todo, algo capaz de mejorar todo lo anterior. Pero lo cierto es que avanzamos, movidos por lo desconocido, por las ganas de vivir. Y una gran parte de triunfar en esa aventura es dejar que nunca nada ni nadie nos quite esas ganas, querer siempre más y conseguir tenerlo. Los sueños se consiguen a base de pelear por ellos, pelear de frente y con sinceridad. Y hace falta tener la suficiente valentía para hacerlo, para dar la cara a la verdad aunque en muchos casos duela y afrontar que quizás, aunque sólo sea por una vez, lo que se ve es lo que es, y no hay otro engaño sino el no querer aceptarlo. A veces tenemos que mirar alrededor y aprender que éste no siempre puede ser como nos gustaría. Que los momentos se construyen con otros y basar nuestra felicidad en su sufrimiento es demasiado cobarde. Las treguas son mejores porque para afrontar las guerras hay que saber lucharlas. Luchar dando todo en el intento de ganarlas, sin que nada más importe, siendo conscientes de la importancia de conseguirlo. Porque cuando habla el corazón es de mala educación dejar paso a la razón...gracias, amor, por demostrarme que no hay nada imposible de alcanzar, que hay sentimientos que lo completan todo y personas en ese camino por las que vale la pena ganar cada una de ellas.

lunes, 13 de mayo de 2013

La certeza que mueve mi mundo.

A veces dudo. Pienso en mi misma,en mi forma de ser,de mirar el mundo,y también en como el mundo está ahí para mí: siempre el mismo,sin demasiadas razones que me hagan ver que puede cambiar. Y le doy la espalda a todo intentando alejarlo de mi,de eso que ahora es mi presente. Imagino como sería tener algo diferente alrededor; algo que hiciese que mereciera tanto la pena como para esfumar mis ganas de escapar. Y de repente dejo de dudar. Porque busco ese algo y me doy cuenta de que lo tengo al lado. De que por inseguro que todo parezca en algunos momentos,cuando creo que ya va a desvanecerse, tengo la seguridad de saber que esa personita está conmigo para no dejar que me hunda. Que siempre que tropiece tan solo un instante en mis pensamientos, me mirará a los ojos para guiarme de nuevo. Y que ni siquiera me dejará tropezar, porque basta con que solo vea que pierdo el equilibrio para que corra a sujetarme en sus brazos. Una vez más,en ellos encontraré la fuerza necesaria para levantarme de nuevo. Y me levantaré para demostrarle que no hay daño capaz de acabar con mis ganas de luchar,de continuar,de seguir siempre que sea a su lado. Y seguiré sin dudas,porque él es mi seguridad más grande.

lunes, 29 de abril de 2013

En tu mirada

Soy incapaz de mirarte a los ojos y no sentir debilidad hacia ti. Totalmente valiente para hacerlo y dejarme caer de nuevo en lo que supone rendirme así ante todo lo que significas. Y demasiado realista al decir que sé que esto será siempre como ahora. Que sé que yo,la misma que no deja de mirarte,nunca va a aprender a no hacerlo. Porque tú siempre estarás aquí,cerquita mío,y mis ojos siempre serán tan tuyos como en ese primer momento. Pero no te mirarán como entonces. Como cuando aún no sabía cada uno de tus sentimientos con sólo crear el instante en que nuestra mirada se cruzase. Como cuando todavía evitaban encontrarse con los tuyos por miedo a tener que alejarse de ellos en algún momento. Te mirarán ahora de frente,sin secretos. Como justamente después de ese primer momento,pero más intensamente. Con todo lo profundo de mirar a alguien que te hace sentir inmensa sólo con sus ojitos. Con lo impactante de sentirte dentro de ellos dos segundos después. Y lo pequeñito de encontrarte allí,ante lo más bonito que se haya podido desear. Y recorrerlos fijamente una y otra vez para descubrir lo verdadero. Esa puertecita hacia otro mundo más perfecto en el que no hay otra palabra que valga si no es la que no se dice,pero se siente sin límites. Cruzarla a cada momento para no perder nunca la luz que me guía,a mí,la misma que sigue y seguirá sin dejar de mirarte.

miércoles, 3 de abril de 2013

En nuestra cama

A veces sólo quiero tenerte conmigo. Aunque no me mires,aunque ni siquiera sepas que me tienes al lado. Aunque no seas consciente de que estoy ahí,pensando más en ti que en mi; sintiéndote de una forma que va más allá de lo que se puede ver. Realmente no se ve. Está en mi interior esa necesidad de que estés así conmigo,y de seguir queriéndote así también. Quererte con sólo mirarte; sabiendo que de tu tranquilidad depende la mia y que esa tranquilidad que siento entonces es la de los dos. Poder estar segura en ese momento de que estás bien: de que ahora sólo eres feliz porque sólo así puedes serlo mientras dependa de mi. Y apretarte fuerte contra el pecho y sentir tu respiración serena,tu tacto suave y cuidadoso,y ese abrazarte a mi que me hace saber que en ese momento soy toda tu paz. Y mi paz también al acercarme cada vez más a ti,al conseguir adentrarme poco a poco en cada parte de tu ser,del ser más perfecto del mundo y aquel al que quiero pertenecer por siempre.

miércoles, 13 de marzo de 2013


A veces me siento aquí, en frente del papel y no pienso en nada. Intento que todo lo que pienso se escape por un tiempo que quizás quiera sea siempre. Y sólo siento. Me convierto en sentimiento y así escribo. Te escribo. A ti,sí. A la mejor parte de mí. Aquella en donde no hay sufrimiento, rabia y dolor. Aquella en la que no tengo porque callar. El lugar donde soy libre. La paz que necesito. La tranquilidad que nunca antes había sentido, sólo contigo. Porque sólo contigo respiro y me estremezco de felicidad, sin sentir miedo. Y aquí, a tu lado, los gritos son en silencio; no con palabras, sí con besos. Y las ganas de llorar dejan de ser de ansiedad para convertirse en emoción. Porque contigo sólo puedo llorar por eso: emoción. Emoción de sentirte conmigo, frente a frente con el mismo valor, sin que haya nada superior capaz de arrancarnos una y otra vez las mismas ilusiones que ni siquiera sé si existen. Y la obsesión que me produce que vuelvas, para no irme jamás. Contigo no quiero escapar. Y sé que las palabras no se acaban en un simple instante, porque su importancia, la que tú les das, las hace válidas mientras exista el tiempo. Porque son verdaderas y puedo creer en ellas ciegamente. Y creo en ti; te sigo sin pensar. Sé que pase lo que pase siempre pensarás en mi como lo primero y único. Que no habrá nada menos importante que antepongas a mi. Y que las piedras que podamos encontrar en el camino, las superaremos juntos. Porque nunca me alejarás de ti cuando no me necesites. Y que no importa el límite de mis sentimientos porque sé que no romperías ninguno de ellos sin que no te doliese a ti también. Y los cuidas, los valoras, los haces perfectos. Simplemente haces que todo sea en mi mundo sea perfecto porque así es tu forma de quererme: perfecta.

martes, 12 de marzo de 2013

En el horizonte.

Con la mirada allí, a lo lejos; lo más perdida posible buscando encontrar el fin de lo desconocido; o quizás el inicio de todo aquello que quedo por imaginar. Y allçi, en la nada, en el vació más profundo de lo inmenso del universo, saber que vas a seguir estando tú. Tú, en la soledad, esperándome. Tú dispuesto a creer que esa nada lo es todo simplemente por estar los dos. Sin necesitar más para alcanzar lo perfecto. Y que allí todo tuviese el sentido único que vale en las cosas: el de los sentimientos. Que nuestro mundo lo moviese la razón de sentirse unido al otro sin nunca querer separarse. Y que éste sólo girase cada vez que diésemos un paso atrás. Así, poder entonces disfrutar de cada momento como si fuera eterno; sabiendo que mientras fuésemos los dos juntos compartiéndolo, no dejaría nunca de serlo. Y que la diferencia entre un instante y otro lo marcásemos nosotros con el paso de una caricia a un beso. Tendría entonces el tiempo el valor de nuestra felicidad, y esa sería infinita: sin separarnos, sin tener que pasar un segundo en la distancia del otro. Porque sólo cuando no estás, es cuando pienso en ese otro mundo que es éste. Éste en donde ni siquiera cabe una milésima parte de mis ganas de construirlo contigo. ëste donde no puedo guardar todos mis sueós a tu lado porque simplemente no hay cifra posible para poder contarlos. Éste en el que inventaría demasiadas formas de volver a crearlo contigo. Y hacerlo aún así; porque simplemente tú formas mi mundo. Y tu mundo, el nuestro que es el único mío, es la burbujita de felicidad absoluta en la que siempre quiero estar.

El amor contigo.

Reir. Llorar. Hartarte de pensar en lo mismo las 24 horas del día. Imaginar a cada segundo como será el momento de verle, de estar con él. Y pasarte media vida buscándole en todos los rincones. Que con cada cosa que hagas tengas un motivo más para necesitar compartirlo con alguien. Sentir que te falta algo para que quieras seguir creyendo que los buenos momentos existen, y que ésto es así porque alguien a tu lado hace que sean vuestros. Sólo tuyos y de él. Y que nadie más puede entender lo que significan de la misma forma. Buscar todo eso y más simplemente por saber lo que es querer; por necesitar sentirse querido. Y esto sabiendo previamente que, antes de llegar a ese momento, debes pasar por otros muchos no tan agradables. Porque todo en la vida requiere de algo, y más el amor. Ese sentimiento perfecto tan difícil de alcanzar en toda su perfección. El único capaz de hacerte soñar plenamente, y que no importa si es día o noche porque pese a todo sigues siendo incapaz de dejar de hacerlo. La fuerza que te hace creer que la magia de verdad, y que se puede llegar a sentir en toda su magnitud. Lo más transparente de una persona y también su parte mas vulnerable. Aquella que esta por encima de todo porque simplemente vale más que cualquier cosa quizás imaginada. La que te hace creer en las palabras y la que hace también que éstas signifiquen lo más bonito nunca escrito, lo más sincero. Y escribir y decir con el corazón; como ahora, como siempre desde que gracias a ti, sé lo que es el amor de verdad.